Cada año, millones de animales son mutilados, intoxicados,
electrocutados y quemados en experimentos. Se suele argumentar que estos
sacrificios son en nombre de la ciencia, pero la verdad es que la mayoría se
producen en la industria bélica, cosmética y en colegios y universidades.
Millones de conejos, caballos, ratones y pequeños
mamíferos son utilizados para probar los artículos del hogar y los productos
cosméticos. Procter&Gamble, Colgate-Palmolive y Unilever están entre las
empresas más crueles que experimentan en animales. En Chile, hasta el 2008, el
bioterio de primates de la Universidad Católica mantenía en encierro a más de
cien monos utilizados para la experimentación, a los que sometían a
circunstancias de extremo sufrimiento, como dolor físico, estrés, aislamiento y
hacinamiento.
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